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sábado, 21 de noviembre de 2009

Niños, adolescentes y televisión




Entre lo necesario y lo riesgoso

Hoy 21 de Noviembre, es el Día Mundial de la Televisión en conmemoración de la fecha en que se celebró (en 1996), el primer Foro Mundial de Televisión en las Naciones Unidas.
En esa oportunidad, el organismo internacional, invitó a los Estados a "que promuevan intercambios mundiales de programas de televisión centrados en cuestiones como la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social y la promoción del intercambio cultural".

Pero, ¿qué valor se le dió a lo expresado por las Naciones Unidas hace 13 años?
En realidad, muy poco...
La televisión mundial no ha contribuido a esa propuesta todo lo (imprescindiblemente) necesario.
En muchos países (incluído la Argentina), diversos medios de comunicación respetan al teleespectador, brindándoles buena cultura y sano entretenimiento. En otros, en cambio, "lucran perversamente" mostrando violencia, morbosidad y sexo sin ningún tipo de auto-censura responsable.
El problema no es cuando los adultos estamos frente al televisor, ya que tenemos el suficiente poder de discernimiento para aceptar o no la oferta; lo grave, es cuando son los niños o adolescentes aquellos que ven televisión.

Niños, adolescentes y televisión

La televisión puede entretener, informar y ser una compañía pero, también, puede influenciar a los niños y adolescentes negativamente.
Luego de cuatro décadas de investigación de diversos especialistas mundiales, se arrribó a la conclusión de que la violencia en la televisión (y también en el cine), es perjudicial para ellos. La constante exposición de escenas con niveles altos de violencia en los medios de comunicación, les enseña a resolver los conflictos interpersonales con violencia. Además, cada vez a una edad más temprana, los niños y adolescentes, están recurriendo a la violencia, no como último sino como primer recurso para resolver los conflictos.
Por otra parte, los niños que ven televisión durante muchas horas son más agresivos y pesimistas, menos imaginativos, realizan menos actividad física, tienden a la obesidad y no son tan buenos estudiantes como los niños que ven menos.
En el caso de los adolescentes, los medios de comunicación (y especialmente la televisión), no los ayudan en su desarrollo intelectual.
Existen muchísimos artículos en publicaciones profesionales, que comúnmente no llegan al público general, en dónde se advierte sobre los efectos indeseables de los medios de comunicación en niños y jóvenes, principalmente por la violencia que muestran.

¿Cuál sería el tiempo adecuado que deberían ver televisión?

El mirar televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Algunos estudios realizados profesionalmente, señalan que el límite recomendable está en torno a una hora y media o dos como máximo.
Los niños, en los Estados Unidos de América, ven la televisión en un promedio de tres a cuatro horas diarias (el doble de lo recomendado por los especialistas).
El tiempo que suelen pasar frente al televisor, se lo restan a otras actividades primordiales (interacción familiar, desarrollo social, juegos, tareas escolares, lectura, entre otras).
Muchas veces, no logran diferenciar entre la fantasía y la realidad que les muestra la televisión. Además, son permanentemente "bombardeados" por anuncios comerciales sobre bebidas alcohólicas, tabaco, comidas 'chatarra' (que no lo ayudan en su nutrición), (imprescindibles) juguetes de moda, personajes super-exitosos (e infalibles) y sexo.

Responsabilidad de los adultos

Los adultos, principalmente los padres, deben ser los responsables de la cantidad y calidad de televisión que deben mirar los niños y adolescentes.
Muchas veces, en lugar de dedicar más tiempo a pasar con ellos, se los "empuja" a ver mucho más tiempo televisión o, lo que resulta aún peor, no controlar el contenido de lo que van a mirar.
Cada minuto que ellos estén viendo televisión, debe ser para entretenerlos, aportarles cultura, permitirles crecer intelectualmente y lograr ser dignos adultos en un futuro.
Al igual que en otros ordenes de la vida, los padres tienen una responsabilidad ineludible que cumplir: "bregar por la salud emocional de sus hijos, protegiéndolos de la parte nociva que pueda ofrecer la televisión".
Los adultos debemos decidir sobre lo necesario y lo riesgoso.

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